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oaxaqueño
prieto, chaparro, panzón y hablador: oaxaqueño
(F. 66 y 90).
Dicho del folclore popular relativo a los oaxaqueños que en forma sentenciosa propone una descripción despectiva y satírica.

oblea
hacer obleas, cuando con poli te veas
(F. 90 y 116).
Dicho de tahúres que aconseja titar la baraja (hacer obleas) cuando sea sorprendido por la policía.

obra
ninguno diga quién es, que sus obras lo dirán
(F. 60).
Refrán popular de tradición religiosa que conmina a no decir quién se es puesto que, según el dicho evangélico, a la gente como a los árboles se los conoce por sus frutos. (Lc 6, 43 ­ 45 y paralelo)

obrar
nunca obres para pensar, mejor piensa para obrar
(F. 37).
Frase de estructura quiástica que aconseja pensar antes de actuar y no hacerlo al revés. No parece tener rasgos de refrán.

ochi
es más fácil obedecer al ochi que obedecer al arre
(F. 49).
Dicho popular ranchero que asienta que se obedece mejor ante las presiones que ante las puras indicaciones.

ocote
quien es de ocote, hasta en el agua se raja
(F. 66 y 90).
Refrán popular de corte sentencioso que significa que funciona como comentario para decir a alguien que "no se raje". "Rajarse", en el habla popular mexicana es volverse atrás en algún compromiso contraído. La de ocote es un tipo de madera que se raja fácilmente. De allí su uso figurativo en este refrán.

ocotito
nunca falta un ocotito
(F. 21, 90 y 109).
Dicho popular exclamativo que equivale a la exclamación que se suele hacer en son de reproche: "¡nunca falta quien se raje"!

oír
lo que no oigo, no lo valgo
(F. 66 y 90).
Especie de principio lúdico infantil que se utiliza para eludir algún compromiso o castigo bajo el argumento de que se lo ha oído. Se lo ha usado también en otros ámbitos más serios, por ejemplo en política, para significar con él que no se hace caso a determinadas críticas.

ojo
cuando alguno, o alguna, te eche ojos, véndele caros tus piojos
(F. 35, 89, 90 y 116).
Dicho vulgar que aconseja hacerse del rogar cuando alguien se prende de ti y te pretenda te hagas del rogar. Rubio lo dice así: "este refrán recomienda que cuando un hombre advierta que una mujer le ve con cierto interés, él debe hacerse orgulloso, el interesante." Variante: "cuando alguno, o alguna, te eche ojos, véndele caro tus piojos" (F. 64).

ojo
no te dejes poner los ojos verdes
(F. 90 y 116).
Frase popular que aconseja no dejarse engatusar o engañar con mentiras.

ojo
unos lloran con un ojo, otros lloran con los dos
(F. 12).

oler
a lo que huele, sabe
(F. 12).
Refrán popular que significa lo que dice. Se usa paremiológicamente para conminar a no andarse con rodeos. Tiene la forma de una declaración sentenciosa. El refranero, por lo general, recomienda lo real sobre lo puramente imaginado o mental.

olla
lo que tiene la olla, saca la cuchara
(F. 90 y 116).
Refrán popular cuyo sentido literal es el enunciado por el texto. Paremiológicamente, sentenciosa que las actitudes externas de las personas son sólo expresión de los sentimientos que se llevan dentro. Variante: "lo que siente la olla saca la cuchara" (F. 132).

olla
sólo las ollas saben los hervores de su caldo
(F. 110 y 130).
Refrán popular de estilo exclamativo que significa que sólo cada quien sabe sus propios pesares y conoce lo que lleva a dentro. Pertenece a la serie de refranes "sólo el que o quien hace tal cosa sabe tal otra". Esos refranes, por lo general, tienen el mismo sentido paremiológico: sólo quien lo experimenta lo sabe. Con respecto a este refrán, por ejemplo, tienen su mismo sentido paremiológico refranes como "sólo el que carga el cajón sabe lo que pesa el muerto", "sólo la cuchara sabe de los ayes de la olla", "sólo el que carga el costal sabe lo que trae adentro" o "sólo el que se ha muerto sabe lo que son responsos."

olor
de los olores, el pan, de los sabores, la sal
(F. 110).
Refrán popular que exalta el pan y la sal como paradigmas del buen gusto en el olor y en el sabor.

olor
p'al olor de la comida, el sonido del dinero
(F. 90 y 116).
Refrán popular que expresa, en una exclamación sentenciosa, que el dinero es el mejor remedio para el olor de la comida y la necesidad que provoca. Es de los refranes receta que se atienen al esquema mal ­ remedio. Tiene el mismo sentido paremiológico que refranes como: "p'a las ansias de la muerte, la pachorra del enfermo"; p'a quitarles lo mezquino y que rindan en el lienzo, al marido y al equino hay que tenerles buen pienso"; : "para los toros del Jaral, los caballos de allá mismo",

once
a las once, una, y a la una, once
(F. 66 y 90).
Dicho de borrachos empedernidos que con este retruécano o estructura quiástica bosquejan sus horarios y medidas de lo que han de beber por la mañana. Tiene, obviamente, tistes de broma y enunciación exclamativa. Variante: "a las once, una, y once a la una" (F. 132).

oración
cada quien con su oración se salva
(F. 37).
Refrán popular que en forma declarativa expresa lo que enuncia.

orador
un mal orador y un perro chico, andan cien veces el camino
(F. 90 y 116).
Refrán popular que satiriza los pobres recursos del mal orador comparándolo con un perro chico e interpretando las aburridas repeticiones y vueltas del mal orador a partir del andar y andar del perro por el mismo camino. Hay asonancia entre ambas mitades del texto.

oro
el oro y la vergüenza, no todos la conocen
(F. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. El sentido paremiológico del texto descansa en su afirmación de que no todos conocen la vergüenza. Se usa, por supuesto, para sancionar el actuar de un sinvergüenza.. Tiene forma de declaración constatativa.

oro
oro, ocote, popote, biznaga o nada
(F. 116).