baba
a charrear y a llorar, se aprende con babas y no con barbas (F. 48,
49
y 90).
Refrán ranchero que asienta que hay cosas que sólo
se aprenden en la niñez. El refrán se basa en la
semejanza acústica entre babas y barbas.
bachiller
los bachilleres se inclinan a charlar sobre libros, y los carniceros
sobre carne de cerdo (F. 110).
Frase que dice que cada quien habla de las cosas que le interesan.
bagre
mientras se pescan los bagres, alimentarse con juiles (F. 90
y 116).
Refrán que enseña que hay que ajustarse a lo que
se tiene mientras vienen tiempos mejores. En tanto que el bagre
es un pez de tamaño relativamente grande -de cuatro a
ocho decímetros de longitud- que en el habla popular mexicana
se usa metafóricamente para designar a una persona tonta.
El juil (del náhuatl xovili) es, en cambio, a decir
de Santamaría, "un pescadito muy común, de
los lagos del interior", que mide entre cuatro y diez centímetros.
Por eso el refrán se usa también para indicar veladamente
que hay que trabajar con la gente que se tiene a mano: ya llegará
el tonto conveniente. El refrán tiene la forma de una
obligación expresada por la expresión "hay
que", elidida en el texto. Está estructurado en dos
hemistiquios octosílabos sin rima.
bailar
baila, pero no cantes (F. 116).
Dicho de ladrones que autoriza a robar en tanto que conmina a
no andar divulgándolo. Cantar, en el argot del mundo de
los cacos, es confesar el hurto. Según el consejo formulado
en este dicho, pues, el ladrón puede robar cuanto quiera,
pero nunca debe decirlo.
bailar
bailar, pero no hormiguear (F.
116).
Dicho de rateros, Según Rubio, significa "que los
robos deben hacerse de aquello que tenga un valor de consideración.
En el argot del caco, "bailar" significa robar, en
tanto que "hormiguear" es robar chucherías o
cosas de poca monta.
bailar
bailar, siempre; cantar, nunca (F.
116).
Dicho de cacos que puede, de hecho, ser considerado como una
variante de "baila, pero no cantes". Significa, según
Rubio, "roba cuanto puedas; pero cállalo siempre,
nunca lo digas".
bailar
donde bailan y tocan, los más se embocan (F. 105).
Refrán que asienta que donde hay pachanga hay hartazón
hacia allá acude todo mundo. Hay rima consonante entre
sus hemistiquios. Variante: "donde bailan y tocan, todos
se embocan" (F. 90
y 116).
baile
baile y cochino, el del vecino (F.
21,
70
y 132).
Refrán que, como se desprende de sus variantes, establece
que todo lo social y público no ha de llevarse a cabo
en la propia casa pues, como dice Rubio, "debemos conservarnos
ajenos a todo aquello que cause molestias y dejar que sean otros
los que las sufran". Tiene la forma de una interlocución
lacónica, una pregunta-respuesta: el primer hemistiquio
hace las veces de pregunta; el segundo, las de respuesta. Se
trata de versos pentasílabos que están unidos por
rima consonante. Variantes: "baile y cochino, el de mi vecino"
(F. 90);
"baile y cochino, en casa del vecino" (F. 37, 86 y 109); "baile y cochino, en la casa
del vecino" (F. 116).
balazo
el que mata a balazos, no puede morir a sombrerazos (F. 37).
Refrán que dice que el violento muere violentamente; remite
al tópico evangélico hoy convertido en refrán
de que "el que a hierro mata, a hierro muere" (Mt 26,52;
Ap13,10) y en general al dicho también bíblico
de que "quien siembra vientos, cosecha tempestades"
(Os 8,7). Se usa como parenesis, advertencia o sanción
en las situaciones de violencia. Pertenece a los refranes "el
que", la más importante estructura en la tradiciones
paremiológicas hispánicas. Los dos miembros de
que consta el refrán se relacionan entre sí por
rima consonante.
barba
a barbas de indio, navaja de criollo (F.
90
y 116).
Refrán criollo que establece que, como dice Rubio, "las
faltas o los defectos de los indios, deben ser corregidos por
los criollos, por la dureza con que éstos trataban a aquellos."
Metafóricamente, se usa en el sentido de que todo mal
tiene su remedio. Está estructurado en dos hemistiquios
hexasílabos paralelos y sin rima, sobre el trasfondo de
las pugnas interétnicas novohispanas afronta, según
el esquema mal -remedio y en forma de una receta, las pugnas
entre indios -el mal- y criollos -el remedio- . El tópico
a que se adscribe el refrán es el de que "no hay
mal sin remedio"; el topos, en cambio, presenta a
un criollo invencible en su lucha contra el indio bajo el lema
de "a mayor resistencia mayor dureza".
barba
echar mi barba en remojo, porque veía pelar muy seguido
la de mi vecino (F. 60).
Aplicación en primera persona del viejo refrán
español, recogido por Correas, "cuando la barba de
tu vecino vieres pelar, echa la tuya en remojo". Su sentido
paremiológico es que siempre es mejor escarmentar en cabeza
ajena o, si se quiere, que hay que aprender de lo que les pasa
a los demás. El refrán español tiene la
forma de consejo la aplicación que de él hace Lizardi
en nuestro texto tien, en cambio, la forma de una confesión
o, en general, de una reflexión introspectiva.
barba
hace la barba el barbero casi siempre por dinero (F. 90
y 116).
Refrán cuyo sentido paremiológico es que quien
"hace la barba" o adula, generalmente lo hace por interés.
En el habla popular mexicana, en efecto, "barbero"
es lo mismo que lambiscón y "hacer la barba"
es lambisconear. El refrán, en forma de una declaración
sentenciosa, tiene la estructura de dos hemistiquios octosílabos
con rima consonante.
baril
al baril, sólo lembresques (F.
90
y 116).
Refrán en caló de maleantes que aconseja que al
juez ("baril") sólo se le digan mentiras ("lembresques".
barrigón
el que ha de ser barrigón, aunque lo cinche un arriero (F. 116).
Refrán fatalista mexicano según el cual el individuo
ya está predestinado desde su nacimiento: nace como y
para lo que nace, y nada cambiará eso, no importa lo que
haga. Muchos de los refranes "al que", como los de
esta serie, son oídos y usados en el habla popular mexicana
como si dijera "el que". El arriero es citado aquí
como experto en cinchar. Este refrán está muy difundido
en México como lo muestra la gran cantidad de variantes
que hay de él: "al que es barrigón, aunque
lo fajen" (F. 34);
"al que ha de ser barrigón, aunque lo fajen"
(F. 35, 89
y 116);
"al que nace barrigón, aunque lo cinche un arriero"
(F. 113);
"al que nace barrigón, aunque lo fajen" (F.
64, 70, 80 y 113);
"al que nace barrigón, aunque lo fajen chiquito"
(F. 131); "al que nace barrigón, aunque lo fajen
de chico" (F. 66); "al que nace barrigón, ni
que lo cinche un arriero" (F. 24); "al que nace barrigón,
ni que lo faje un arriero" (F. 24); "al que nace para barrigón,
aunque lo fajen" (F. 132 y 133); "al que nació barrigón,
ni que lo fajen" (F. 122); "al que nació barrigón,
ni que lo fajen de chico" (F. 90); "al que nació barrigón,
ni que lo faje un arriero" (F. 90 y 122).
barro
aunque somos del mismo barro, no es lo mismo catrín que
charro (F. 48, 49, 71 y 90).
Refrán exclamativo que declara que, pese a la coincidencia
fundamental en la condición humana, hay grandes diferencias
entre los diferentes tipos de individuos debida a su distinta
extracción social: dependiendo de su pertenencia a un
grupo social u otro son gente de distinta categoría. Se
emplea ya cuando se quiere remarcar las diferencias de clase
a una persona que parece olvidarlas, ya cuando se quiere prevenir
contra la tendencia a no apreciar la calidad en las cosas. Tiene
el mismo sentido paremiológico que el refrán: "aunque
todos somos del mismo barro, no es lo mismo bacín que
jarro". El ocote ædel náhuatl _cotl,
pinoæ es la más humilde de las maderas y,
por ende, representa lo corriente; la caoba, en cambio, es el
símbolo de las maderas de buena clase: representa la calidad.
Bartolo
Bartolo me llamaba borracho, y a él lo llevan entre cuatro
(F. 66 y 90).
Frase gnómica que expresa cuánto uno tiende a justificarse
a sí mismo en las mismas cosas que censura a los demás.
Su sentido paremiológico es, por tanto, el mismo del dicho
evangélico "ves la paja en el ojo ajeno y no ves
la viga en el tuyo" (Mt 7,3). Se emplea en situaciones de
censura a las mismas cosas que uno pasa por alto.
Bartolo
¿de dónde le viene a Bartolo el "me",
si su padre no era borrego? (F.
90
y 116).
Refrán que, según Rubio, tiene el mismo sentido
paremiológico que el refrán español "¿de
dónde le vino al garbanzo el pico?" y se refiere,
en concreto, al individuo que se atribuye condiciones que no
tiene. Un segundo y más probable sentido, sin embargo,
le viene de la connotación que en la cultura mexicana
tiene el vocablo "borrego": servil o agachado. El sentido
del refrán sería, entonces, "¿de dónde
le viene a Bartolo lo servil si su padre no fue agachado?"
bastón
bastón delgadito, reloj con bolsita y anillo en el puro:
pendejo seguro (F. 116).
Refrán semiótico cuyo primer hemistiquio da una
serie de rasgos distintivos, significantes, de un significado
que es revelado en el segundo. Se usa como descripción
de la clase popular para tachar a un individuo vestido según
cierta moda al que, por otro lado, el habla popular llama "catrín",
"pachuco" o "curro". Formalmente, el texto
consta de cuatro versos hexasílabos los dos últimos
de los cuales æel tercero y el cuartoæ se relacionan
entre sí mediante rima consonante. Variantes: "bastón
delgadito, reloj con piedritas y anillo en el puro: pendejo seguro"
(F. 70);
"bastón delgadito, reloj en bolsita y anillo en el
puro: pendejo seguro" (F. 66 y 90).
bateador
bateador emergente, da de hit o es ponchado (F. 90).
Aforismo del béisbol que, de hecho, no dice nada. Su sentido
paremiológico lo hace aplicable a situaciones en que se
quiere justificar algún tipo de suplencia. Los vocablos
"hit" y "ponchar" provienen del argot
beisbolero. Variante ortográfica: "bateador emergente,
da de jit o es ponchado" (F. 66).
bayo
atente al bayo, que es buen caballo (F.
90
y 116).
Dicho de caballos que insta a confiar en el caballo de color
bayo porque, dice, es un buen caballo. El color bayo, según
el diccionario de María Moliner, se dice del "caballo
o yegua de color blanco amarillento". La más frecuente
función paremiológica de este refrán exclamativo,
es de tipo acústico y se basa en el vocablo "aténte"
en el sentido de una amenaza: como "aténte al santo
y no le reces". Aquí, "aténte al bayo,
que es buen caballo", es un consejo, formulado en el primer
pentasílabo, por la razón esbozada en el segundo:
"porque es un buen caballo". Ambos pentasílabos
se relacionan mediante rima consonante. El valor del texto gnómico
es totalmente de tipo acústico: bayo æcaballo. Como
ya hemos mencionado, los puntos de vista que el refranero expresa
sobre los caballos es totalmente contradictorio. Aquí
dice que el caballo de color bayo es un buen caballo; otros refranes
dicen lo contrario. Por ejemplo: "al que monta caballo bayo,
que lo engañe su mujer o que lo parta un rayo"; o
bien "bayo, dondequiera lo hallo".
bayo
bayo, dondequiera lo hallo (F.
106).
Refrán de caballos que sentencia que el caballo de color
bayo es un caballo común y corriente. El arte del refrán
está en la rima consonante entre el primero y segundo
miembros. Tiene la forma de una respuesta a un requerimiento.
Este refrán contradice diametralmente al refrán
que dice "aténte al bayo, que es buen caballo".
Variante: "caballo bayo, doquiera lo hallo" (F. 105).
becerra
a becerra corredora, hay que amarrarle las corvas (F. 41).
Sentencia de rancheros que dice lo que enuncia. Se usa para sancionar
situaciones que son consideradas como excesos de libertad. Está
formulada según el esquema mal-remedio en dos hemistiquios
octosílabos.
beneficencia
comiendo lo que da la beneficencia, muchos han llegado a la opulencia
(F. 66 y 90).
Dicho sentencioso que expresa lo que enuncia y que se usa para
fomentar la austeridad de vida. Hay rima consonante entre el
primero y segundo miembros del texto gnómico que, por
lo demás, argumenta a partir de casos particulares.
berengo
berengo que compra libros, es burrito que los carga (F. 90
y 116).
Refrán urbano que señala que los libros no benefician
a quien, siendo un tonto æberengoæ, los compra. En
este caso, su placer consiste sólo en cargarlos, como
un burro. Darío Rubio hace derivar la palabra "berengo"
del apellido Berenguer del virrey de la Nueva España Félix
Berenguer y Marquina cuya cualidad mayor era, dice Rubio, "la
de ser muy tonto".
beruco
para chorar o burear, ni beruco ni beruca (F.
116).
Dicho del argot del mundo del hampa que dice, según Rubio,
que para robar æchoraræ, "no sirven los viejos"
sean hombres o mujeres æberuco, caæ
beso
besos vendidos, ni dados ni recibidos (F.
35,
66,
90
y 116).
Refrán popular que dice lo que enuncia. Se aplica a las
diversas situaciones del amor comprado: el refrán aconseja
no recurrir a él. El refrán es, pues, un consejo
en forma absoluta con rima consonante entre la primera y la segunda
parte.
bestia
nadie sabe si la bestia se arma como el mismo que la monta (F. 41).
Refrán popular que significa que sólo cada quien
sabe lo que lleva a dentro. Tiene el mismo sentido paremiológico
que refranes como "sólo el que carga el cajón
sabe lo que pesa el muerto", "sólo la cuchara
sabe de los ayes de la olla", "sólo el que carga
el costal sabe lo que trae adentro" o "sólo
el que se ha muerto sabe lo que son responsos."
bestia
nunca falta una bestia muerta para un zopilote hambriento (F. 41).
Refrán popular que sentencia que cada uno tiene siempre
a su alcance la oportunidad que se merece. Tiene el mismo sentido
paremiológico que refranes como "para cada cáscara
hay puerco" o "nunca falta un roto para un descosido,
ni una media sucia para un pie podrido".
bien
hacerle bien al ingrato, es lo mismo que ofenderle (F. 116).
Refrán popular que dice lo mismo que enuncia. Rubio equipara
su sentido paremiológico con el del refrán: "ningún
malagradecido siente el favor recibido". Se aplica a todas
las situaciones de ingratitud. Su forma es el de una sentencia
formulada a la manera de una definición estructurada en
dos hemistiquios que por ser octosílabos tienen una cadencia
muy natural.
bien
no es caro el bien cuando llega (F.
122).
El bien presente borra siempre toda las penalidades de la espera
por muy grandes que hayan sido. Tiene la forma de una sentencia
que asienta, simplemente, que el bien presente no es caro.
birlo
ni con birlo blando ni con boleador apiolado (F. 116).
Dicho de ladrones que, a decir de Rubio, "manifiesta la
inconveniencia de la compañía del ladrón
cobarde æel "birlo blando"æ, así
como la del ladrón que puede denunciar a otro y que además
está preso æ el "boleador apiolado"æ
. Tiene la forma de una sentencia del tipo "nini".
blandita
cuando no hay blanditas, le entramos a las duras (F. 35,
90
y 116).
Dicho popular que se refiere a las tortillas y significa lo que
enuncia. Su sentido paremiológico lo hace aplicable a
situaciones de necesidad para indicar que cuando no hay para
algo mejor hay que conformarse con lo que se tiene. La primera
parte del dicho indica en forma impersonal la circunstancia,
la segunda, en cambio, formula la sentencia en forma incluye
a las personas de la enunciación.
boca
a boca de jarro, sólo la china y el charro (F. 90
y 116).
Refrán ranchero que sentencia que el beber pulque directamente
del jarro es un rasgo distintivo de la china y del charro. Rubio
expresa su sospecha de que esto es sólo una manera nacionalista
de decir que para beber pulque sólo el mexicano es bueno.
boca
el que quiere tapar la boca de todos, necesita mucha comida (F. 110).
Dicho que expresa que para no tener rebeliones e inconformidades
sociales es necesario que todos tengan que comer puesto que el
origen principal de la inconformidad en las sociedades es el
hambre.
bocamanga
abriéndole bocamanga, cualquier hilacho es jorongo (F. 51
y 64).
Refrán ranchero que metafóricamente señala
el hecho, como dice Rubio, de "que cuando no se tiene a
la mujer que se desea, puede suplirse con cualquiera otra".
En el habla popular mexicana, el jorongo es, a decir de
Santamaría, un "poncho o capote, usado por los campesinos,
con entrada para la cabeza". Precisamente, esta "entrada
para la cabeza" es la bocamanga.. Desde el punto
de vista de la forma, es una declaración exclamativa cuyo
primer miembro indica el modo como tiene lugar lo sentenciado
en el segundo. Variantes: "cualquier hilacha es jorongo,
sabiéndosela embrocar" (F. 12); "cualquier hilacha se hace
jorongo, abriéndosele bocamanga" (F. 98); "cualquier hilacha es jorongo,
abriéndole bocamanga" (F. 12, 35, 90, 116
y 122);
"cualquier sarape es jorongo, abriéndole bocamanga"
(F. 49,
66,
105,
106,
132
y 133);
"cualquier sarape es jorongo, si se le abre bocamanga"
(F. 90
y 122);
"cualquier zarape es jorongo, abriéndole bocamanga"
(F. 5,
48
y 50).
boda
vale más una boda con lana que una lana sin boda (F. 12).
Refrán del tipo "más vale" que indica,
en sentido metafórico, que más vale un matrimonio
en el que hay dinero de por medio que un matrimonio sin dinero.
En el habla mexicana, en una de sus acepciones, la palabra "lana"
significa "dinero".
bola
a la bola y al boliche, con amigos (F.
116).
Dicho que sentencia que tanto a la fiesta como al juego hay que
ir con dinero.
bolsa
más vale bolsa saca que bolsa seca (F.
12).
Refrán del tipo "más vale" que basado
en un juego de palabras entre "saca" y "seca"
aplicadas ambas a una bolsa. Una "bolsa saca" o simplemente
"saca" es, en el habla popular mexicana, un tipo de
bolsa, de ixtle o de cuero de res; una "bolsa seca"
, en cambio, es una bolsa sin dinero. De acuerdo con esto el
refrán dice lo que enuncia.
borrachera
para agarrar borrachera, bueno es el vino cualquiera (F. 66).
Además del sentido literal, este refrán significa
que en caso de necesidad, hay que valerse de todo lo que sirva.
El refrán está estructurado en forma de una sentencia
que consta dos hemistiquios octosílabos con rima consonante.
borracho
de borracho que hace alarde de valiente, se ríe la gente
(F. 90 y 116).
Este refrán popular señala que las valentonadas
de borracho no son de tomarse en serio. Está estructurado
en forma de una sentencia cuya primera parte, que lo hace clasificable
entre los "refranes que", denota la condición
que debe cumplirse para que tenga lugar la sanción expresada
en la segunda. El primer hemistiquio, un dodecasílabo,
y el segundo, un hexasílabo, están unidos por rima
consonante.
borracho
no es borracho el que ha bebido, sino el que sigue bebiendo (F. 35
y 116).
Sentencia que significa lo que enuncia. Según Rubio, su
sentido paremiológico coincide con el de esta estancia
paródica: "no son borrachos los que beben vino /
y lo aborrecen al siguiente día, / borrachos son los que
amanecen crudos / y beben todavía." El juego verbal
del refrán está en la contraposición entre
"el que ha bebido", del primer hemistiquio octosílabo,
y "el que sigue bebiendo", del segundo que es también
un octosílabo. El refrán tiene la forma de una
definición.
borracho
no hay borracho que coma lumbre (F.
12,
90
y 116).
Además de su sentido directo, este refrán significa,
metafóricamente que nadie actúa en contra de sus
intereses. Se aplica, por tanto, en circunstancias en que alguien
toma una determinación desconcertante para indicar que
algún objetivo oculto tendrá.
borracho
no hay borracho que no haga gesto (F.
12).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de
una sentencia. Su sentido paremiológico parte también
del principio de que ante el peligro o intereses más vitales
no hay borrachera que valga.
borrega
la borrega siempre se dejará trasquilar (F. 49).
El que nace para ser dominado siempre lo será. Se usa
para sancionar situaciones de explotación o de opresión.
borrego
el borrego manso no debe ver al bravo cuando topetea (F. 66
y 90).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. A saber:
que no hay que exponerse a los malos ejemplos.
borrego
el que siempre borrego, nunca pastor (F.
12).
Refrán popular que sentencia que no sirve para guía
quien siempre ha sido dominado. Se usa tanto en los contextos
políticos para sancionar los comportamientos electorales
del pueblo como, en general, cuando se trata de asumir cualquier
responsabilidad de decidir sobre su propio destino. Variante:
"el que nunca pastor, siempre borrego" (F. 12).
borrego
por un borrego no se juzga la manada (F.
35,
90
y 116).
Como "una golondrina no hace verano", un borrego no
es toda la manada. Este refrán, a partir de su significado
primario, sentencia que no se deben sacar conclusiones sólo
con un caso ya que no todos los botones sirven de muestra. Se
usa cuando a partir de un ejemplo se quiere generalizar a todos
los miembros de un grupo social. Tiene la forma de una sentencia.
bote
para bien acompañado, nadie como el que al bote es llevado
(F. 66 y 90).
Dicho irónico sobre las buenas compañías
que emplea la figura de quien, llevado a la cárcel por
dos policías, es presentado irónicamente como "bien
acompañado". Hay rima consonante entre la primera
y la segunda parte.
botón
mientras más botones, más ojales (F. 90
y 116).
Dicho referido al mundo de los abogados que se usa para significar
que entre más chanchullos haga el litigante, más
ganancias para él y su cliente.
bravo
con el bravo hazte el dupa (F.
116).
En cierto argot del hampa, el "bravo" es el juez y
"dupa" significa tonto. Se trata de un consejo entre
rateros.
bravo
los bravos a la plaza, y los mansos al corral (F. 49).
Dicho ranchero que en sentido literal significa lo que enuncia,
refiriéndolo a los toros, y en sentido metafórico
se aplica a cualquier tipo de bravuconería. En su sentido
literal es un dicho de ganaderos de lidia. La "plaza"
es, desde luego, la plaza de toros, en tanto que el corral simboliza
la vida doméstica y pacífica. Tiene la forma de
una sentencia y se finca en una contraposición tanto entre
"bravos" y "mansos", como entre "plaza"
y "corral".
brillante
jamás se encuentra un brillante en el aire (F. 12).
Expresión gnómica que indica que las cosas valiosas
no andan por ahí, sueltas en el aire. Tiene el mismo sentido
paremiológico que "lo que vale cuesta" y los
rasgos enunciativos de una exclamación cuyo valor enfático
descansa en la palabra "jamás".
brincar
brinca cuando te persigan (F. 90
y 116).
Dicho de tahúres que, según Rubio, aconseja a los
jugadores de baraja, cuando anda detrás de ellos la policía,
cambiar de casa. La estructura 'acción + circunstancia'
expresa primero la acción aconsejada y luego la circunstancia
que lo determina: también circula invirtiendo la secuencia
'circunstancia + acción' bajo la forma "cuando te
persigan, brinca".
brinco
¿para qué son tantos brincos, estando el suelo
parejo? (F. 5, 64, 80, 90, 98, 113, 116, 122, 123 y 132).
Refrán que censura andarle buscando mangas al chaleco,
tres pies al gato y, en general, complicaciones a lo simple.
El refrán pide optar por lo directo, lo franco y lo que
está frente a las narices, en vez de darle vueltas. Se
usa en situaciones que se complica inútilmente. Rubio
atribuye su origen a una canción una de cuyas estrofas
decía: "¿Para qué son tantos brincos
/ estando el suelo parejo? / Sépase usted señorita
/ que antes que me dejen, dejo". Es un refrán exclamativo
y está basado en la figura de quien va en un carruaje.
Tiene la estructura métrica de dos octosílabos.
Parece que es esta estructura métrica la que determina
el carácter secundario de esta forma frente a la variante
que en vez de del metro culto "estando el suelo parejo"
quiere la forma más vulgar y difundida "estando el
suelo tan parejo". Variante: "¿para qué
son tantos brincos, estando el suelo tan parejo?" (F. 24,
48,
50
y 66);
"¿para qué tanto brinco, estando el suelo
parejo" (F. 133).
brindis
un brindis vale más que una batalla (F.
12).
Refrán cuyo sentido paremiológico equivale al de
refranes como "más vale un mal arreglo que un buen
pleito" o al del refrán recogido por Cervantes "a
enemigo que huye, puente de plata". En último término
se atiene al tópico "más vale paz que guerra"
que combate la convicción que parece subyacer en la conciencia
popular de que "cualquier obstáculo se vence destruyéndolo".
El refrán, de la serie "más vale", contrapone
"brindis" y "batalla" y expresa su preferencia
por el brindis.
bruja
al bruja nadie se le arrima (F.
90
y 116).
Refrán que sentencia que al pobre no se le arrima nadie.
Se basa en la convicción popular de que a quien tiene
dinero se le pegan muchos amigos y adquiere muchas virtudes en
tanto que al pobre no hay quien se acerque, ni las virtudes.
En suma: el dinero atrae, la pobreza aleja. En el habla coloquial
mexicana "andar bruja" o "estar bruja" significa
no tener dinero. Variante: "al bruja nadie se le acerca"
(F. 90
y 132).
bueno
cuídate de los buenos, que los malos ya están señalados
(F. 35, 89 y 116).
Refrán que expresa la desconfianza hacia quienes socialmente
son tenidos como buenos: el disfraz de la bondad es mucho más
efectivo que la conducta franca del malo. El refrán combate,
por tanto, la convicción popular de que hay que cuidarse
de los enemigos y confiar ciegamente en los amigos. Se basa,
desde luego, en la convicción de que bajo el supuesto
de que hay que desconfiar de todo mundo, son más peligrosos
los amigos que los enemigos; la razón que da es que mientras
estos últimos están señalados socialmente
por su conducta, los amigos están ocultos tras su máscara
amistosa. Es un refrán consejo cuyo sentido paremiológico
es el mismo que el del refrán "cuídame de
mis amigos, que de mis enemigos me cuido yo"
bueno
quien se acostumbra a lo bueno, desprecia lo regular (F. 90
y 116).
Refrán que denota lo que enuncia. Se usa, como reproche
o como justificación, para argumentar en situaciones en
que se rechaza algo. Tiene la forma de una sentencia y forma
parte de los refranes "quien" o "el que",
una de las estructuras paremiológicas más tradicionales
en los refraneros hispánicos. Frente a la forma "el
que", los refranes "quien" son más antiguos:
en todo caso, el hemistiquio regido por "quien" expresa
la condición o circunstancia en que se verifica lo sentenciado
en la apódosis expresada por el segundo. La estructura
métrica consta de dos hemistiquios octosílabos
sin rima
buey
al que nació para buey, del cielo le caen las llaves (F. 49).
Refrán fatalista que denota que la buena o mala fortuna
se tiene desde la cuna. Nace de la arraigada convicción
popular de que el destino de cada quien está preestablecido,
desde lo alto, desde antes de nacer. Se emplea en todas las situaciones
en que se quiere sancionar algún tipo de estupidez. Es
una variante del refrán "al que nació para
buey, del cielo le caen los cuernos" por la simple sustitución
de "cuernos" por el muy vulgar "llaves" en
el sentido de cuernos. Es de los muy tradicionales refranes "al
que". Tiene la forma de una sentencia cuyo primer miembro,
sintácticamente en funciones de complemento indirecto,
describe al destinatario de lo sentenciado en el segundo, en
forma impersonal. Consta de dos hemistiquios octosílabos,
sin rima en la forma seleccionada en el texto principal, pero
con aliteración entre "buey" y "cuernos"
en una de las variantes mencionadas. Variantes: "al que
nació para buey, de arriba le caen las llaves" (F.
35,
64
y 116);
"al que nació para buey, del cielo le caen los cuernos"
(F. 24);
"al que nace para buey, del cielo le caen las astas"
(F. 70,
90
y 132).
buey
buey viejo no pisa mata, y si la pisa, no la maltrata (F. 90
y 116).
El sentido literal significa lo que enuncia. En sentido paremiológico,
se usa en situaciones cuyo actor principal es un individuo maduro:
el refrán denota la pericia y cuidado con que se maneja.
Se basa en la convección de que la experiencia da pericia.
Tiene la forma de una sentencia en dos hemistiquios, octosílabos
y decasílabo, unidos por rima consonante. La idea dominante
es que buey viejo no maltrata. Variante: "buey viejo no
pisa la mata, y si la pisa, ya no la maltrata" (F. 70).
buey
comoquiera se hace un buey, pariendo la vaca un toro (F. 48,
90
y 122).
Refrán de tipo exclamativo que significa lo que enuncia.
Se aplica a situaciones en que lo que domina es el "como
quiera". Tiene, por tanto, con su contexto discursivo un
nexo de tipo acústico tan frecuentes en el discurso barroco
en que, por tanto, lo que cuenta es el nexo y no lo que le sigue.
De hecho, las vacas no paren toros. De hecho el comoquiera del
refrán desemboca en la expresión "hacerse
un buey" que en el mexicano coloquial equivale a "hacerse
pendejo". Esta es una propiedad de los refranes exclamativos
mexicanos. Variante: "comoquiera sale un buey, pariendo
la vaca un toro" (F. 35, 37 y 116).
buey
los bueyes del mismo barro, jalan mucho más parejo (F. 41).
Refrán que indica, metafóricamente, que los bueyes
de la misma procedencia se jalan más parejo. Obviamente,
la expresión "los bueyes del mismo barro" es
abusiva y literariamente rebuscada: los bueyes no son de barro.
Se usa en situaciones en que dos personas de infancia común
tratan de emprender algo juntos para indicar que el origen crea
una base de entendimiento y confianza en las cosas de la vida.
En el habla coloquial mexicana "jalar parejo" es compartir
amistosamente el esfuerzo necesario para algo. Desde el punto
de vista formal, tiene la forma de una declaración constatativa,
en dos versos octosílabos, sin rima, que se deslizan de
una manera elegante y cadenciosa.
buey
si los bueyes no están juntos, la yunta jala de lado (F. 41).
Refrán que dice lo que enuncia. Su sentido paremiológico
es que sólo los esfuerzos aunados logran su objetivo.
El refrán emplea la figura "jalar de lado",
referida a "jalar parejo", para indicar que los esfuerzos
no conjuntados se desvían de su objetivo. Toda la figuratividad
del refrán imagina la vida como un gran surco en el que
las grandes empresas requieren de esfuerzos unidos, como los
de una yunta de bueyes. Se usa en todas las situaciones en que
se quiere argumentar a favor de "jalar parejo". Es
una sentencia condicional cuya prótasis o condición
constituye el primer hemistiquio, en tanto que la apódosis
o condicionado, el segundo. Tiene la forma de una sentencia declarativa
de tipo constatativo. Los miembros del refrán son dos
hemistiquios octosílabos sin rima. Argumentativamente
es un refrán ejemplo: su vis argumentativa es de
tipo inductivo.
buey
si un buey no quiere beber, será vano empeño hacerle
inclinar la cabeza (F. 110).
Frase gnómica que significa lo enuncia. Paremiológicamente,
en cambio, significa que si alguien no tiene voluntad de hacer
algo será inútil obligarlo. Se usa, evidentemente,
en situaciones en que alguien se resiste a algo.
bule
el que nace para bule, hasta jícara no para (F. 35,
51,
64,
71,
90,
110,
116
y 119).
Refrán tradicional mexicano que dice que el destino de
cada quien forja su vida según la suerte que el destino
le haya deparado. Un guaje es una calabaza hueca en forma de
pera que se usa para acarrear agua y para otras cosas. La jícara,
en cambio, es la parte inferior del guaje que sirve de escudilla.
El bule, en fin, es una de las formas del guaje. El refrán
dice que quien está predestinado a ser tan poca cosa como
un bule, acaba siendo menos. El refrán argumenta con la
figura de alguien deslizándose por el tobogán de
la vida, según sea su predestinación, hasta llegar
a la parte más inferior. Se aplica en todas las situaciones
desventuradas para justificarlas y no hacer nada por remediarlas.
burra
cuando la burra es mañosa, aunque la carguen de santos
(F. 70, 90 y 116).
Refrán tradicional mexicano según el cual las malas
costumbres no se quitan, no importa lo que se haga para ello.
Se usa en situaciones de una conducta incorrecta para sancionar
faltas inveteradas que desaniman los intentos por remediarlas,
aún los mejor intencionados. Figurativamente, el refrán
combate la suposición de que una burra cargada de santos
debe ser una buena burra y, por ende, la convicción popular
de que los objetos tenidos por santos en lo religioso producen
bondad en quien los porta. Desde el punto de vista sintáctico,
tiene elidida la apódosis: el resultado es una hermosa
frase sentenciosa.
burra
estás mirando a la burra reparar, y todavía le
avientas el sombrero (F. 48, 49, 50, 90 y 131).
Dicho exclamativo que literalmente significa lo que enuncia.
Desde el punto de vista paremiológico, presenta el aventarle
el sombrero a una burra reparando como un "echarle más
leña al fuego". Equivale, pues, a una reprensión
por exasperar más situaciones ya de por sí problemáticas.
El dicho tiene la forma de una interpelación exclamativa
en que con la sola admiración expresada se reprende. Variantes:
"la ves reparar, y le avientas el sombrero" (F. 66,
90
y 132),
"tú sí que la ves reparando, y le avientas
el sombrero" (F. 113 y 116); "tú sí que
la ves reparar, y le avientas el sombrero" (F. 64 y 113); "ves que repara el macho,
y le tiras el sombrero" (F. 98); "ves que respinga el macho,
y le pones gurupela" (F. 98).
burra
la burra no era arisca, los palos la hicieron (F. 90,
116
y 132).
Refrán exclamativo que indica que la desconfianza como
la confianza se gana. Este refrán , como dice Rubio, "enseña
que cuando se obra con desconfianza, es por la experiencia en
los perjuicios sufridos". El refrán tiene la forma
de una explicación diegética que toma como figura
el ejemplo de una burra que fue hecha arisca a garrotazos. Se
usa, por tanto, en todas las situaciones en que alguien rehúye
el trato con otros y, en ves de ser amable, es huraño
e insociable. Variantes: "la burra no era arisca, a palos
la hicieron" (F. 66); "la burra no era arisca, pero
los golpes la hicieron" (F. 70); "la burra no era mañosa,
la hicieron" (F. 37); "la burra no nació
arisca, así la hicieron los palos" (F. 90 y 116).
burra
no llores por esa burra; ni yo que perdí el hatajo (F. 48,
49
y 90).
Refrán que bajo la forma de una interpelación aconseja
no llorar por algo puesto que hay pérdidas mayores. La
forma es la de una parenesis o exhortación. El valor argumentativo
del refrán está construido sobre la contraposición
entre "burra" y "hatajo". La base de la argumentación
es el tópico "más / menos" de la Retórica
aristotélica: si no llora el que perdió lo más,
mucho menos debe llorar quien perdió lo menos". La
estructura rítmica es la de dos hemistiquios octosílabos
polirrítmicos.
burrito
burrito chiquito, siempre mocito (F.
66,
90 y 132).
Dicho que significa lo que enuncia. Su principal valor paremiológico
es de tipo acústico y puede funcionar, de hecho, como
una exclamación. Se usa, en todo caso, a guisa de sentencia
para menospreciar la condición de alguien tachándolo
de "burrito chiquito". Está estructurado en
forma de dos hexasílabos con rima consonante.
burrito
burrito que compra libros, es burrito que los carga (F. 70
y 90).
Refrán totalmente equivalente al refrán "berengo
que compra libros, es burrito que los carga" que bien pueden
ser considerados como variante uno del otro. Su, sentido, por
tanto, es el mismo: los libros no benefician a quien, siendo
un tonto æsea berengo o burritoæ, los compra. En
este caso, su placer consiste sólo en cargarlos, como
un burro. De hecho, esta variante emplea la identificación
entre "tonto" y "burrito". El refrán,
estructurado en forma sentenciosa, consta de dos hemistiquios
octosílabos, sin rima, cada uno de los cuales descansa
sobre sendas estructuras "S + que + V + OD" unidas
por "es".
burrito
más valen burritos en el cielo que sabios en el infierno
(F. 90 y 122).
Dicho de origen religioso que se atiene al principio de la "santa
ignorancia", que tánto objetó Sor Juana, bajo
la convicción de que un individuo ignorante es más
dócil y, por tanto, es más fácil presa de
las cadenas religiosas. El tópico al se suscribe este
refrán es no sólo el de que quien obedece no se
equivoca sino que la docilidad es mejor condición que
el saber pensar y ser, en consecuencia, crítico. Este
refrán se adscribe a los formal refranes "más
vale", y pone frente a frente dos situaciones: un ignorante
en el cielo y un sabio en el infierno y declara valer más
lo primero que lo segundo. El refrán emplea, como se ve,
las categorías del catolicismo "cielo e "infierno"
y la identificación en el habla popular entre "burrito"
y tonto
burro
al burro que es flojo, aunque le hagan pelos (F. 90
y 116).
Refrán tradicional que significa lo que enuncia. "Hacer
pelos" significa en el habla coloquial, según Rubio,
"azuzar, estimular, provocar". Tanto la palabra "burro"
como el animal mismo está muy presente en el habla popular
mexicana: es símbolo de ignorancia y muchas otras cosas
relacionadas con la tontera. Sintácticamente es una sentencia
con una elisión en medio que se estructura en dos hexasílabos
sin rima.
burro
¿chata, china y chaparra?, ¡que ande el burro! (F. 90).
Expresión cuyo valor gnómico es de tipo acústico
en función de ornato puro. Constituye una simple forma
de arte verbal sin ningún otro valor paremiológico.
Variante: "chata, china y chaparra... ¡que ande el
burro!" (F. 116).
burro
donde se conoce el burro, allí se agarra (F. 66
y 90).
Expresión paremiológica que aconseja tomar lo propio,
sin más trámite, donde se lo encuentre. Variante:
"donde se conoce al burro, se tumba la carga" (F. 49).
burro
el burro no sabe de melcocha (F.
49).
Expresión gnómica que se usa para indicar irónicamente
que alguien no sabe de lo que se está hablando.
burro
el burro para el indio, la mula para el mulato y el caballo para
el caballero (F. 105).
Refrán que hace corresponder entre sí dos escalas
axiológicas en orden ascendente: burro, mula y caballo,
por una parte, indio, mulato y caballero, por otra. Este refrán
surgió en los contextos de las pugnas interétnicas
del siglo XIX y su autoría hay que buscarla en medios
criollos por quien en el refrán se autodenomina "caballero".
Estructurado bajo el esquema del mal remedio, tiene una
forma sentenciosa. De hecho, en el refranero mexicano es frecuente
la relación "indio" "burro"
que es, al parecer, la pareja fundamental del refrán:
las relaciones "mulato" "mula" y "caballero"
"caballo", sólo parecen ser producto de
un juego de palabras. Variante: "caballo al caballero; para
el mulato mula, y para el indio el burro" (F. 105).
burro
el burro que más trabaja, tiene menos pelos (F. 116).
Refrán que dice lo que enuncia. Según Rubio, se
usa como una sátira contra quien justifica su calvicie
con el trabajo y la dedicación a él.
burro
el burro siempre rebuzna, aunque le pongan cuernos (F. 41).
El tonto siempre queda en evidencia sin importar como ande vestido.
burro
el burro y el majadero, siempre se encuentran primero (F. 90
y 116).
Refrán usado para enseñar que en una enumeración
de personas en que quien habla está incluido es incorrecto
mencionarse en primer lugar.
burro
entre menos burros, más olotes (F.
9,
12,
90,
110,
122
y 131).
Refrán tradicional que significa lo que enuncia y se usa
ya como consolación ya como comentario cuando alguien
se va de una reunión. El refrán asume, de nuevo,
la figura de un ejemplo: tocan más olotes si hay menos
burros. Desde luego, forma parte del habla coloquial llamar burros
a las personas al referirse a ellas. Variante: "mientras
menos burros, más olotes" (F. 5, 12, 16, 21, 37, 64, 66, 80, 90, 98, 106, 113, 116, 119 y 132).
burro
no falta un burro en un mal paso (F.
116).
Refrán que en sentido literal dice lo que enuncia. Paremiológicamente,
significa que nunca falta alguna ayuda en trances difíciles.
Se usa, precisamente, para comentar la ayuda oportuna recibida
en un trance difícil. Aunque también se usa en
sentido negativo. A saber el refrán previene que siempre
es posible esperar que aparezca un idiota con problemas. Variante:
"nunca falta un burro en un mal paso" (F. 90).
burro
no hay burro flojo para su manada (F.
37).
Se dice de las personas que, por interés, son capaces
de hacer un esfuerzo adicional a su inercia habitual. Rubio lo
explica así: "aplicado a las personas, indica que
tratándose de ir a comer o al lugar del descanso, todos
van más de prisa, cualesquiera que sean las causas que
pudieran impedirlo o los asuntos que haya que atender".
Este refrán circula de las siguientes maneras: "no
hay burro flojo para su casa", "p'a casa no hay burro
flojo"; "cuando va a la casa, no hay burro flojo".
Y tiene también estas variantes: "no hay burro flojo
para el pesebre" (F. 12); "no hay burro flojo yendo
para la manada" (F. 90 y 116); "para el pesebre no hay burro
flojo (F. 90,
106
y 116);
"para la querencia no hay burro flojo" (F. 90 y 122).
burro
nunca falta un burro en la carretera (F.
24).
Que cuando se va de camino es muy previsible encontrar un idiota.
Refrán en forma de sentencia. Variante "nunca falta
un burro que se atraviese en el camino"(F. 24).
burro
para un burro, un indio; para un indio, un fraile (F. 35,
90
y 116)
Que todo tiene su antídoto o remedio: el de un burro es
un indio y el de un indio es un fraile. Se aplica en situaciones
de terquedad. Es un refrán que tiene la forma de una receta
acuñado probablemente en la Nueva España al calor
de las pugnas interétnicas, bajo el esquema del mal
remedio. Probablemente es un refrán de origen criollo:
la enunciación le va bien a un criollo. El refrán
consta de dos partes cada una de las cuales empieza con "para":
"para un burro", la primera; "para un indio",
la segunda. También aquí hay una equiparación
en el refrán entre burro e indio. El término medio,
en todo caso, entre el burro y el fraile es el indio. Cada una
de esas dos partes es un octosílabo.
burro
¿qué sabe el burro de freno, ni el caballo de aparejo?
(F. 90 y 116).
Refrán exclamativo - interrogativo que en forma satírica
descalifica a quien habla de lo que sea sin tener el menor conocimiento
del tema. Formalmente está constituido por una pregunta
retórica que funciona mediante sendas imágenes
parabólicas que discursivamente hacen las veces de un
ejemplo: ni los burros llevan freno ni los caballos aparejo.
Cada uno de estos arneses están, en efecto, invertidos:
los caballos usan freno y los burros aparejo. El texto está
estructurado en forma de dos hemistiquios con rima asonante.
Variante: "¿qué sabe el burro de freno?"
(F. 64,
66
y 80).
burro
son muchos los burros pardos, pero el de Juan es otro (F. 41).
Dicho que significa lo que enuncia. Se usa para descalificar
situaciones en que se pretende identificar a alguien mediante
señas generales y vagas. El texto está estructurado
en dos hermosos versos octosílabos, sin rima, en una cadencia
muy natural. Es una declaración constatativa.
burro
ya en el burro, pocas son doscientas (F.
90).
Que son más difíciles las cosas cuando se cavila
sobre ellas que cuando se las enfrenta. Tiene el mismo sentido
paremiológico que el refrán "ya encarrerado
el ratón que chingue su madre el gato". El texto
está fincado en la elisión, al final, del sustantivo.
Variante: "ya en el burro, pocas son las doscientas"
(F. 122).
buscar
ni buscarlas si se han ido, ni echarlas si no se van (F. 66,
90
y 116).
Dicho de mujeriegos que significa lo que enuncia en forma de
un principio o ley. El refrán tiene elidida, al principio,
la expresión "a las mujeres" con lo que su forma
completa sería: "a las mujeres, ni buscarlas si se
han ido, ni echarlas si no se van". Sus dos miembros de
que consta son versos octosílabos.
buscar
onde se busca, se jalla (F. 116).
Refrán que dice lo que enuncia. En los refraneros mexicanos
se encuentra en variantes como "el que le busca le halla"
o "quien busca encuentra". Se usa ya como una advertencia
en situaciones de provocación, ya como una invitación
a no desesperar. El refrán es de origen bíblico.
Es uno de los varios mandatos que Jesús da a sus discípulos
(Mt 7,7) en el contexto del llamado "sermón de la
montaña": "pedid y se os dará; buscad,
y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque quien
pide recibe, quien busca halla, y a quien llama se le
abre". La pronunciación es del del español
del siglo XVI que se conserva sobre todo en el hablar ranchero.<ÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿ |