UNIVERSIDAD VIRTUAL
ALFONSINA

De Alfonso X a Alfonso Reyes

LITERATURA ESPAÑOLA MEDIEVAL

BRAULIO HORNEDO ROCHA

MMVI

1 Marco histórico-cultural
1.1.1 El proceso histórico
1.1.2 Alta Edad Media
1.1.3 Baja Edad Media
1.1.4 Cronología
1.1.5 Personajes y mapas


2 La poesía medieval popular
2.1 1. La lírica popular
2.1.2 Las jarchas
2.1.3 La lírica galaico-portuguesa
2.1.4 Los villancicos

 

3 La épica. Cantares de gesta
3.1 3. El Mio Cid

 

4 La poesía medieval culta
4.1 1. El mester de clerecía.
4.2 2. Lírica catalano-provenzal.
4.3 3. Las cantigas galaico-portuguesas.
4.4 4. Poesía de Cancioneros (siglos XIV y XV)

 

5 La prosa medieval
5.1 1. De los orígenes a Alfonso X el Sabio
5.2 2. La literatura alfonsina
5.3 3. De Sancho IV a Don Juan Manuel
5.4 4. La prosa en el siglo XV

 

6 El teatro castellano medieval


7 Enlaces externos

 

1. Marco histórico-cultural

La Edad Media es el período de tiempo que comprende desde la caída del Imperio Romano de Occidente a la caída del Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino, No es posible establecer límites estrictos o precisos para la división de los periodos históricos. Sin embargo la Edad Media suele dividirse en dos periodos: Alta Edad Media (desde 476 hasta el año 1000) y Baja Edad Media (desde el 1000 hasta 1453).

Culturalmente, la Edad Media europea se caracteriza por los siguientes rasgos:

* Teocentrismo: el mundo de las ideas gira en torno a Dios.


* Jerarquización: el mundo medieval es un mundo rigurosamente ordenado, codificado y compartimentado en todos los aspectos, y el principio de autoridad no se discute.


* Didactismo: el analfabetismo es enorme y la literatura es con frecuencia oral, a causa de la carestía de los elementos que intervienen en la confección de un códice, ya que no se ha inventado todavía ni la imprenta ni el papel. Por ello la literatura suele tener tono didáctico.


En España la Edad Media posee los siguientes rasgos como características específicas:

1. La herencia romana, aglutinante en lo lingüístico, lo religioso y lo cultural.

2. La herencia germánica que centralizó su poder en la corte de Toledo y fue trasladado sucesivamente a la corte de Asturias y de León.

3. La herencia árabe que incorporó a su propio vasto saber la cultura griega a raíz de la conquista de Alejandría. Y su difusión a través de la Escuela de Traductores de Toledo.

4. La herencia judía presente y entremezclada con cristianos y musulmanes en un diálogo intercultural intermitente.

5. La influencia francesa que a partir del periodo carolingio, las "marcas", el camino de Santiago y las expediciones de las cruzadas tiene gran influencia sobre la vida peninsular.

6. Las lenguas y culturas catalana y gallego portugesa en el nacimiento y posterior desarrollo de las lenguas romances.

7. El triple fenómeno -político, cultural y lingüístico- del reino de Castilla que terminará siendo, a pesar de su tardía y marginal aparición, el origen de la lengua predominante en el resto de la península.

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2. La poesía medieval popular

Llamamos así a una variada tradición de canciones que eran cantadas por la población humilde, predominantemente rural, durante el trabajo y en las fiestas. A menudo eran canciones de baile. Muchas de ellas se pusieron por escrito tardíamente, desde fines del siglo XV. Por ello, uno de los principales problemas para su estudio consiste en averiguar hasta qué punto lo conservado refleja lo que realmente cantó el pueblo y hasta dónde intervinieron los poetas cultos al transmitirlo.

En cada zona de la Península la poesía de tema amoroso presenta sus particularidades, aunque comparten las siguientes características:

a) Contenido: la enamorada se lamenta por la pérdida, ausencia o tardanza del amado.
b) Confidente: la muchacha expresa sus lamentos de amor a algo o a alguien: la madre, la hermana, la amiga, las olas del mar, las flores del campo, etc.
c) Motivos comunes: Suelen aparecen situaciones o motivos relacionados con el amor o el encuentro amoroso: el río y las fiestas, como lugar o momento para el encuentro amoroso; la cinta, como símbolo de virginidad, etc.
d) Estructura métrica: Las canciones se suelen adaptar a la estructura paralelística. Ésta consiste en la repetición de los versos, cambiando sólo la palabra de la rima.
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Las jarchas
Artículo principal: Jarcha

La lírica española es la más antigua de la Europa románica, desde que Samuel Miklos Stern en colaboración con el ilustre arabista español Emilio García Gómez, descubriera las jarchas (1948) en moaxajas hebreas y publicaran un trabajo que descubre la existencia de las jarchas: 20 jarchas, o jaryas, encontradas en manuscritos semidestruidos en la Guenizá de la Sinagoga de Fostat, en El Cairo, lo que dio argumentos suficientes para apoyar la tesis del origen árabigo-andaluz de la lírica románica, desbancando otras teorías anteriores que situaban su origen en la lírica provenzal.

Las jarchas eran el cierre de las moaxajas y solían escribirse en dialecto mozárabe -romance- aunque con caracteres árabes o en árabe dialectal. Son composiciones de dos a cuatro versos, generalmente en boca de mujeres que llaman a sus amantes, o confían su pena amorosa a la madre o hermanas.
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La lírica galaico-portuguesa
Artículo principal: Lírica galaicoportuguesa

Las cantigas galaico-portuguesas se desarrollaron al Noroeste de la península, en el territorio que hoy es Galicia y Norte de Portugal. Se conservan en el Cancionero de Ajuda, de finales del siglo XIII, y en los cancioneros Colocci-Brancuti o de la Biblioteca Nacional de Lisboa y en el de la Biblioteca Vaticana.

El prólogo del Cancionero Colocci-Brancuti establece cuatro tipos de cantiga: de amigo, de amor, de escarnio y de maldecir. Las cantigas de amigo presentan rasgos comunes con las jarchas: son canciones de mujer que añora a su amante. Destacan las composiciones de romerías o mayos y las que tratan del mar.
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Los villancicos

La lírica castellana vive en un estado latente, al menos, hasta mediados del siglo XIV. A partir del siglo XV es más frecuente registrar estribillos o villancicos castellanos. Éstos han llegado hasta nosotros porque fueron incluidos en los grandes Cancioneros de los siglos XV y XVI. El amor y la naturaleza, con sus muchas variaciones, son los temas más frecuentes de estas canciones castellanas. Aparecen como cantares de dos a cuatro versos, que oscilan entre cuatro y diez sílabas, con predominio de hexasílabos, heptasílabos y octosílabos.

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3. La épica. Los cantares de gesta.
Artículo principal: épica medieval

Entendemos por cantares de gesta una serie de obras en verso que cuentan las hazañas de un héroe nacional. El género tiene mucha influencia occitana y francesa.

La poesía épica se encuadra dentro del mester de juglaría. Los cantares de gesta eran recitados de memoria por los juglares que actuaban en las plaza de los pueblos y ciudades, en los castillos o en las estancias de la corte, a cambio de un pago por sus servicios. Sabían danzar, tocar instrumentos, recitar y realizar ejercicios acrobáticos y circenses.

Los cantares de gesta surgieron entre los siglos XII y XIII. Se han conservado muy pocos debido a que su transmisión era oral y no escrita. Además del Poema de Mío de Cid, que se conserva casi completo, nos han llegado fragmentos del Cantar de Roncesvalles y del Cantar de las Mocedades de Rodrigo. De otros cantares de gesta nos han llegado noticias gracias a las crónicas históricas, que los utilizaron como fuente. Características de los cantares de gesta de nuestra literatura son:

a) Su carácter anónimo.
b) Su gran vitalidad, pues sus temas pervivieron en la literatura posterior (romancero, comedia nacional, drama neoclásico, romántico y moderno, en la lírica, en la novela, etc.)
c) Su realismo, pues se compusieron en fechas cercanas a los hechos que cuentan y apenas aparecen elementos fantásticos.

Cantar de mio Cid
Artículo principal: Cantar de mio Cid

La obra española más importante (y única completa) de este género es el Poema de Mío Cid, que se conserva en un manuscrito del siglo XIV que parece reproducir otro de 1207, copiado por Per Abbat. La obra se divide en tres cantares:

El primer cantar trata el destierro del Cid por Alfonso VI, a causa de ciertas intrigas cortesanas. Martín Antolínez logra de dos judíos un préstamo de seiscientos marcos para el Cid, para sus fieles y para mantener a su mujer e hijas en el monasterio de San Pedro de Cardeña. El Campeador conquista Castejón y Alcocer, poblaciones que devuelve a los moros a cambio de un rescate. Cierra el cantar un enfrentamiento con el conde de Barcelona.

El segundo cantar se inicia con el asedio y conquista de Valencia. Álvar Fáñez lleva presentes al rey y le pide que consienta a doña Ximena y a sus hijas salir del monasterio para instalarse en Valencia. El rey Alfonso propone casar las hijas del Cid con Fernán y Diego, infantes de Carrión, a lo que éste accede. Se celebran vistas a orillas del Tajo y bodas con sus fiestas en Valencia.

El cantar tercero se abre con el episodio del león, de carácter novelesco: mientras duerme el Cid, escapa de la red su león, causando el pánico entre los infantes de Carrión, que, tras confirmar su cobardía en la batalla contra el rey Búcar de Marruecos, deciden volver con sus mujeres a sus tierras palentinas. En el robledal de Corpes las golpean y abandonan, por considerarlas impropias de su condición social. El Cid recuerda al rey que, siendo él quien las casó, es suya la afrenta. Alfonso convoca Cortes en Toledo, donde el Cid recobra sus haberes y deja que Pero Bermúdez, Martín Antolínez y Muño Gustioz derroten, respectivamente, a los infantes Fernán y Diego y a su hermano, Asur González. Sus hijas recuperan la honra casándose con los infantes de Navarra y Aragón.

Los versos oscilan entre las tres y las once sílabas, con claro predominio de heptasílabos, octosílabos y hexasílabos, y se organizan en series: tiradas de un número indefinido de versos asonantes entre sí. Aparecen sistemáticamente a lo largo del poema fórmulas -grupos de palabras que se repiten con ligeras variaciones-. Esto apunta al carácter oral en la transmisión de la obra, ya que facilitaría la improvisación y la memorización de los versos. De entre estas fórmulas destacan la omisión de verbos de decir -dijo, preguntó, respondió...- y los epítetos, adjetivos generalmente aplicados a personas o lugares caracterizados positivamente.

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3. El romancero.

Es un conjunto de poemas -romances- que presentan características muy distintas, aunque coinciden en la forma: un número indefinido de octosílabos con rima asonante en los versos pares.

Los más antiguos, que son los que se consideran aquí básicamente, son anónimos y forman lo que se llama Romancero viejo. Aunque la época en que se recoge la inmensa mayoría de los romances es el siglo XVI, las primeras muestras serían del siglo XIV, si no anteriores. Los músicos españoles del Renacimiento utilizaron algunos como texto para sus composiciones.

Su temática y naturaleza son muy variadas. Un grupo importante -acaso el más antiguo- pertenece al género épico y podría derivar de cantares de gesta fragmentados y hoy perdidos en su casi totalidad. Otra parte considerable la forman romances líricos de personajes o situaciones muy diversas.

Por su tema, los romances pueden clasificarse en:

1. Tradicionales: Provienen de un hecho histórico o de los cantares de gesta.

2. Juglarescos: Su origen es diferente de los anteriores.

A. de Tema francés:

a) Carolingios: cuentan las hazañas de Carlomagno y otros personajes de su corte.

b) Bretones: recogen las leyendas del rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda.

B. Noticieros: Vienen derivados de la convivencia con los árabes y pueden ser fronterizos y moriscos.

C. De invención: Fruto de la imaginación de los autores.

a) Líricos: Tratan el tema amoroso y la expresión de sentimientos. Predomina la descripción y la acción es escasa.

b) Novelescos: Destaca el elemento narrativo, la ficción y el diálogo entre los personajes.

Por su estructura, el romance puede ser:

1. Romance-cuento: relata una historia completa de principio a fin.

2. Romance-escena: se concentra en un momento concreto de la acción.

El siglo XVII admiró estas composiciones y no dudó en imitarlas y revitalizarlas. Autores como Lope de Vega, Góngora o Quevedo escribieron romances al modo de los antiguos, formando lo que hoy consideramos el Romancero nuevo.

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4. La poesía medieval culta

1. El mester de clerecía.

A comienzos del siglo XIII, se documentan las primeras formas de una poesía que divulga textos cultos -generalmente de origen latino-. Su estrofa más frecuente es la cuadernavía (cuatro versos de catorce sílabas cada uno que riman entre sí). Estas obras se conocen como Mester de clerecía (mester significa 'oficio' y clerecía indica que sus autores eran clérigos o, al menos, escolares).

Los hitos de esta escuela son :

Gonzalo de Berceo.

El Libro de Alexandre.

El Libro de Apolonio.

El Libro de buen amor, de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita.

 

2. Lírica catalano-provenzal.

Surge en el siglo XII en las cortes catalano-provenzales. Es un tipo de poesía refinada, cantada por los trovadores en los palacios y casas señoriales para distraer a los grandes señores. Influye en otros tipos de lírica tradicional de la península mediante la ideología del amor cortés, juego poético en donde se establece un paralelismo entre la relación vasallo-señor feudal y enamorado-dama.
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3. Las cantigas galaico-portuguesas.

Como ya se ha dicho, se conservan en el Cancionero de Ajuda, de finales del siglo XIII, y en los cancioneros Colocci-Brancuti o de la Biblioteca Nacional de Lisboa y de la Biblioteca Vaticana.

El prólogo del Cancionero Colocci-Brancuti establece cuatro tipos de cantiga: de amigo, de amor, de escarnio y de maldecir.

Las cantigas de amigo presentan rasgos comunes con las jarchas: son canciones de mujer que añora a su amante. Destacan las composiciones de romerías o mayos y las que tratan del mar.

Las cantigas de amor tienen una temática similar a las de amigo, pero son de mayor elaboración formal.

Más próximas entre sí son las cantigas de escarnio y maldecir. Son composiciones satíricas o de burla y contienen alusiones directas a personas, con nombres propios y hechos concretos, que permiten fecharlas, en ocasiones.

De la segunda mitad del siglo XIII son la mayor parte de los poetas galaico-portugueses: Martín Codax, Ayras Nunez, Nuno Fernandes, Xohan, los reyes Alfonso X el Sabio (español) y el portugués Don Denís.
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4. Poesía medieval de Cancioneros (siglos XIV y XV)

Hacia 1350 se constata un cambio importante en la lírica española: la lengua de los autores pasa de ser el gallego-portugués al castellano.

Las estrofas comienzan a definirse y a centrarse en diferentes formas, tomando, como base el verso de ocho sílabas y el de doce.

Los temas de esta poesía derivan, básicamente, de la poesía provenzal de los trovadores occitanos: el amor y sus variaciones. En la Península se añaden algunas características, como las alegorías -personajes basados en ideas abstractas-, los juegos de palabras complejos, la falta de paisaje y de descripción física, la aceptación de la desgracia por parte del amante, etc.

Esta poesía suele recogerse en libros de poemas llamados habitualmente Cancioneros. Destacan tres:

a) El Cancionero de Baena, recopilado hacia mediados del siglo XV para el rey Juan II de Castilla.

b) El Cancionero de Estúñiga, copiado en Italia, en la Corte de Nápoles. Incluye poemas de Juan de Mena o Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana. y

c) El Cancionero General, recopilado por Hernando del Castillo en Valencia, 1511, donde hay poesías de Fernán Pérez de Guzmán, Jorge Manrique, Florencia Pinar, acaso la primera poetisa española, y los citados más arriba, Juan de Mena e Íñigo López de Mendoza.

Para completar el panorama de la poesía de esta época, podríamos añadir otras obras muy diversas en su forma: desde las Danzas de la muerte hasta la poesía satírica, como las Coplas de Mingo Revulgo o las Coplas de la panadera.
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5. La prosa medieval

1. De los orígenes a Alfonso X el Sabio
Artículo principal: Prosa anterior a Alfonso X

Los primeros testimonios de la prosa española se dan en el siglo X, cuando un monje del monasterio de San Millán de la Cogolla escribe, en un libro escrito en latín, una breve oración. Esta es la primera vez que el castellano va más allá de palabras aisladas y compone una frase con sentido. Por encontrarse en libros del Monasterio de San Millán de la Cogolla se llaman glosas emilianenses.

Posteriormente, los intereses literarios se proyectarían sobre temas históricos o religiosos. Entre los históricos, destacan los anales toledanos, escueta relación de acontecimientos asociados a cada año. Los religiosos se relacionan con el problema judío español. Encontramos opúsculos polémicos, como la Disputa entre un cristiano y un judío o las Biblias romanceadas.

Ya en el siglo XIII se traducen del árabe las dos primeras colecciones de cuentos:

1. Calila y Dimna, probablemente encargada por Alfonso X, antes de ser rey. Narra cómo las inquisiciones del sabio Berzabuey culminan con la adquisición para su rey de un libro indio que trata de cómo los dos lobos cervales, Calila y Dimna, aconsejan mal o bien a su rey, el león, con el triunfo de la justicia sobre el mal.


2. Sendebar o Libro de los engaños de las mujeres debió ser encargado por su hermano, don Fadrique. Como indica su título, desarrolla una temática misógina, derivada del episodio bíblico de la mujer de Putifar: el hijo del rey Alcos de Judea rechaza las proposiciones deshonestas de su madastra, que, airada, le acusa de haber intentado forzarla. El Infante, cumpliendo un voto de silencio, debe callar durante siete días y siete noches, tiempo que aprovechan los sabios del rey y la madrastra para defenderlo o atacarlo. Finalmente, triunfa la verdad: vive el Infante y muere la madrastra. Como en Calila e Dimna, la argumentación se hará mediante cuentos, cuya moraleja se aplica directamente a la situación presente.

 

2. La literatura alfonsí

Bajo este nombre se agrupan las obras que, como rey de Castilla y León, promoviera Alfonso X el Sabio. Éstas son muchas y pertenencen a muy diversos géneros. Las más importantes son:

A. Obras históricas

A ellas le debe su mayor prestigio. Su producción historiográfica está compuesta por dos títulos: la Estoria de España y la Grande e General Estoria.

1. la Estoria de España se divide en cuatro grandes partes. La primera incluye una historia de Roma (los reyes medievales europeos se consideraban herederos del Imperio Romano); la segunda cuenta la historia de los reyes bárbaros y góticos (sus antecedentes en los reinos hispanos); la tercera es una historia del reino asturiano (desde donde comenzó la Reconquista), y la cuarta, del leonés y también castellano. Para su composición se usaron obras muy diversas.
2. La General Estoria fue la gran obra de Alfonso X, ambicioso intento de una historia universal. Para su elaboración, toma como modelo los Cánones de Eusebio de Cesarea. Esto quiere decir que usó como eje la historia bíblica, en la que intercaló los sucesos históricos más importantes de las restantes culturas entonces documentadas. Para la confección de esta obra Alfonso X se valió de las fuentes más heterogéneas tanto cristianas como paganas. La obra no está completa ya que se interrumpe en la sexta parte (genealogía de la Virgen María, victoria de Julio César sobre Pompeyo, etc.).

 

B. Obras jurídicas.

En este grupo destacan las Siete Partidas. Esta obra refleja el interés del rey por imponerse en sus territorios. Su fracaso (no fue operativa hasta varios decenios después de la muerte de Alfonso X) no quita validez a este trabajo, pues recoge aspectos interesantísimos de la vida cotidiana.

La Primera Partida trata la vida de los religiosos. La Segunda Partida, acerca de los caballeros, fue muy influyente sobre la literatura posterior y sobre los tratados de caballerías hasta finales del siglo XV. La Tercera Partida se dedica al derecho procesal, y la cuarta, a los matrimonios. La vida de los comerciantes se regula en la Quinta Partida y, en la Sexta Partida, los testamentos. Finalmente, la Séptima Partida trata el derecho penal.

C. Obras científicas.

El concepto de científico es muy amplio en la Edad Media y no se ajusta en casi nada al moderno.

El interés de Alfonso X por la astrología le puso en contacto con sabios judíos y árabes, de quienes aprovechó sus traducciones latinas o encargó nuevas versiones romanceadas. Con ellas elabora textos como el Libro del saber de astrología, colección de tratados sobre temas astronómicos, o el Libro de la ochava esfera. También escribió tratados sobre instrumentos de medición o unas Tablas astronómicas, pues su objetivo era descubrir el porvenir -astrología judiciaria-. Por ello consultaba a sus estrelleros al tomar decisiones, lo que le valió el recelo y desconfianza de clérigos e intrigantes cortesanos. Se acercó a temas relacionados con la magia, en su Libro de las formas et de las imágenes o en su versión, parcialmente conservada, del Picatrix árabe.

D. Obras de entretenimiento.

No todo era estudio en la corte del rey Alfonso. El ocio encuentra su plasmado literario en el Libro de ajedrez, el Libro de los dados y el Libro de las tablas.
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3. De Sancho IV a López de Ayala: la época de Don Juan Manuel

La llegada de Sancho IV (hijo menor de Alfonso X) al trono estuvo motivada, en parte, por el rechazo de un sector de la alta sociedad castellana a la política de Alfonso X y a su admiración por la cultura árabe y judía. Por ello, Sancho IV reaccionará contra estas tendencias, apoyado por su mujer, María de Molina. Esta actitud ortodoxa, acorde con el cristianismo y la moral conservadora se conoce como molinismo.

La época de Sancho IV fue casi tan activa en la composición de libros como la de su padre. Así, además del libro Castigos y documentos del rey don Sancho (colección de sentencias e historias para la educación del príncipe heredero), promueve la traducción de dos grandes enciclopedias: el Libro del Tesoro, versión casi literal de Li livres dou tresor, de Brunetto Latini y el Lucidario, traducción muy libremente del Elucidarius de Honorio de Autun.

Otras muy importantes de este período son la Gran conquista de Ultramar (historia novelesca de las Cruzadas) y, sobre todo, el Libro del cavallero Çifar, primer libro de caballerías hispánico. Su elaboración se inicia en tiempo de Sancho IV y su estructura se enriquece a lo largo del siglo XIV. Comienza como una adaptación de la vida de san Eustaquio, sobre la que se ensamblan diversos elementos. La redacción que nos ha llegado se compone de dos prólogos y cuatro partes. Las dos primeras partes ­"El caballero de Dios" y "El rey de Mentón"- siguen una historia de separación y encuentro de los miembros de una familia. En ellas se entretejen colecciones de ejemplos y sentencias. La tercera parte, titulada "Castigos del rey de Mentón", recoge los consejos que Zifar ­ya rey de Mentón- da a sus hijos Garfin y Roboán. La cuarta narra la historia de Roboán desde que abandona el reino de Mentón (como hijo menor sus expectativas en él son mínimas) hasta que consigue ser coronado emperador.

El infante don Juan Manuel (1282-1348), sobrino de Alonso X, es el prosista de más personalidad en este siglo.

Su primer libro debió escribirlo entre 1320 y 1324: es la Crónica abreviada, resumen de una de las derivadas de las de Alfonso X. El Libro de los estados, escrito entre 1327 y 1332, es un desahogo de sus preocupaciones y amarguras. En él expone la realidad política y social de su tiempo.

Su obra más conocida es el Libro de los enxiemplos del Conde Lucanor e de Patronio, compuesto en 1335. Consta de dos prólogos y cinco partes, la primera de las cuales es la más célebre por sus cincuenta y un ejemplos o cuentos, tomados de fuentes diversas: árabes, latinas o de crónicas castellanas.

Todas las narraciones de esta primera parte tienen la misma estructura:

Introducción: El Conde Lucanor tiene un problema y le pide consejo a Patronio.

Núcleo: Patronio cuenta un cuento que se asemeja al problema planteado.

Aplicación: Patronio aconseja la manera adecuada de solucionar el problema, en relación con el cuento narrado.

Moraleja: Se termina con dos versos en los que el autor resume la enseñanza de la narración.

Al canciller de Castilla, Pero López de Ayala (1332-1407), debemos la Crónica del rey don Pedro, a la que siguieron las de Enrique II, Juan I y Enrique III. Son unas narraciones que presentan personajes y situaciones vividas por él, con puntos de vista y justificaciones de su actitud no siempre clara.
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4. La prosa en el siglo XV

El esplendor de la primera mitad de esta centuria se centra en Enrique de Villena (1384-1434). Su texto más importante es Los doce trabajos de Hércules (1417), previamente escrito en catalán. Se trata de una obra compleja en la que, partiendo de la mitología clásica y a través de un método interpretativo, expone su visión de la sociedad de su época. El libro se compone de una Carta (en la que cuenta el origen del tratado), un Prohemio (en el que da la estructura e intencionalidad del libro) y doce capítulos, cada uno de ellos dividido en cuatro partes: Hystoria nuda (cuenta el trabajo de Hércules tal y como lo narran los antiguos), Declaraçión (interpreta moralmente la historia), Verdad (explica la narración desde un punto de vista histórico o, al menos, lógico) y Aplicaçión (adjudica el trabajo a un estado social y deduce unos modelos de comportamiento.)

Desde 1420 compone una serie de tratados, generalmente epístolas, a diversos personajes, como son el Tratado de la lepra (h.1422), el Arte cisoria (1423), sobre el corte y presentación de manjares, el Tratado de la consolación (1424) y el Tratado de la fascinación o del aojamiento (1425).

La producción de Enrique de Villena supuso una innovación en la prosa española, por su erudición y restauración de la sintaxis latinizante -imitadora de la latina-.

Dentro de lo que es el género historiográfico, sobresalen:

a) El Victorial o Crónica de Pero Niño, escrita por su alférez, Gutierre Díez de Games. Narra las hazañas de este personaje, que encarga su propia historia.

b) Fernán Pérez de Guzmán (1378-1460), sobrino de Pero López de Ayala y señor de Batres. Es el primer autor de retratos en la literatura castellana, titulados Generaciones y semblanzas (1450). Recoge biografías de personajes ilustres contemporáneos o próximos en el tiempo.

c) Fernando del Pulgar (h.1430-1492), cronista de Enrique IV y de los Reyes Católicos, quien escribe otro libro de retratos: Claros varones de Castilla, a imitación de las Generaciones y Semblanzas.

A la prosa doctrinal pertenece un tratado de Alfonso Martínez de Toledo (1398-1468), capellán de Juan II y de Enrique IV, titulado Arcipreste de Talavera o Corbacho. Presenta cuatro partes: la primera se centra en una reprobación del amor mundano. La segunda ofrece como exempla estampas que imitan la realidad cotidiana y atraen por su frescura y costumbrismo. La tercera parte expone los tipos de hombres y prueba su tendencia a la lujuria, para concluir en una cuarta parte, que combate las creencias en hados y fortunas.

El gallego Juan Rodríguez del Padrón nace a finales del siglo XIV y viaja por Europa, antes de tomar el hábito franciscano en 1441 en Jerusalén. La primera de sus obras es la más importante, por inaugurar el nuevo género de la ficción sentimental, que culminará con el fin de siglo: se trata del Siervo libre de amor (1439). Con estilo latinizante narra, en su primera parte, cómo la amada desprecia al amante por confiar a un falso amigo su pasión. El Entendimiento, personaje alegórico, disuade en la segunda parte al protagonista de la idea del suicidio e introduce la Estoria de dos amadores -amor trágico de Ardanlier y Liesa, que termina con la muerte de ambos-. Se establece una tercera parte en que el autor, solo y desesperado de amor, encuentra una extraña nave que lo aguarda.

La ficción sentimental alcanza su mayor éxito con Diego de San Pedro y su Cárcel de amor. El argumento es el siguiente: Leriano consigue del Autor que la princesa Laureola corresponda a su amor, respondiendo una carta suya. Denunciada a su padre, el rey, Laureola es condenada a muerte y salvada por Leriano, que, al ver su amor rechazado, se quita la vida bebiendo las cartas de Laureola disueltas en veneno.

Paralelo al género sentimental se desarrolla el de los libros de caballerías, cuya cima es el Amadís de Gaula, de Garci Rodríguez de Montalvo. A imitación de los libros artúricos, presenta una serie de aventuras caballerescas con magos, brujos, monstruos, islas desiertas y amoríos.

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6. El teatro castellano medieval

El teatro medieval castellano cuenta con testimonios confusos, escasos e irregulares, hasta el punto de haberse puesto en duda su existencia hasta finales del siglo XV.

1.- De la segunda mitad del siglo XII consideramos el primer ejemplo de teatro castellano. Es el Auto de los Reyes Magos, procedente de la Catedral de Toledo. La lengua del fragmento desconcierta y apunta a una posible fuente francesa.

2.- Es probable que en la Península se hayan perdido más textos de representaciones teatrales que de otros géneros literarios. Algunas leyes de Alfonso X o normas de sínodos eclesiásticos apuntan a manifestaciones dramáticas imprecisas, realizadas por juglares de diversa formación.

3.- Hasta finales del siglo XV, no publicará sus representaciones quien se considera padre del teatro castellano: Juan del Encina (1469-1529). La estructura de sus obras se irá complicando a medida que va adquiriendo una mayor maestría en el género. Fundamental ­por lo que respecta al aprendizaje de nuevas técnicas- es su viaje a Roma en 1499. Su última obra es la más ambiciosa: la Égloga de Plácida y Vitoriano.

Compañero, rival y admirador suyo sería el también salmantino Lucas Fernández (1474-1542), cuya obra resulta difícil de fechar, aunque se supone realizada hacia 1500. La edición de sus Farsas y églogas aparece en 1514 en Salamanca. Este autor parte de presupuestos próximos a los de Juan del Encina, pero prolonga la extensión y el número de personajes.

Posiblemente se hayan perdido muchos de los autos que se debieron representar a lo largo del siglo XV. Un códice de la segunda mitad del siglo XVI, llamado Códice de Autos Viejos conserva numerosas obras, representadas en muy diversos lugares de la Península, que podrían ser reelaboraciones de estos textos medievales.

4. La Celestina
Artículo principal: La Celestina

La Celestina es el título por el que se conoce la Comedia o Tragicomedia de Calisto y Melibea, la cual fue publicada en dos versiones diferentes: una en 1499, que constaba de 16 actos; y otra, en 1508, que tiene 21. Pertenece al género de la comedia humanística, género inspirado en la comedia latina, que estaba destinado a ser leído y no representado.

El autor es Fernando de Rojas, nacido en La Puebla de Montalbán (Toledo), hacia 1475, de familia conversa (judíos convertidos al cristianismo), que estudió leyes en Salamanca y fue alcalde de Talavera de la Reina. Murió en 1541.

La obra cuenta cómo Calisto, joven noble, entra en un jardín para recobrar su halcón perdido, y allí conoce a Melibea, de la que se enamora y que le rechaza inicialmente. Calisto, por consejo de su criado Sempronio, contrata los servicios de Celestina para alcanzar los favores de la muchacha. Aquélla consigue con sus trucos concertar una cita entre Calisto y Melibea y, como premio, recibe del enamorado una cadena de oro. Sempronio y Pármeno, criados de Calisto y socios de Celestina en el negocio, reclaman su parte. La anciana se niega al reparto y ambos la asesinan, crimen por el que son ajusticiados. Sus compañeras, Elicia y Areúsa, deciden vengarse por lo sucedido en las personas de los amantes contratando a Centurio. Una noche, estando Calisto con Melibea, al oír los ruidos provocados por Centurio y sus acompañantes, el amante resbala de una escala y muere. Melibea, desesperada, se arroja al vacío desde una torre de la casa de su padre, Pleberio, quien cierra la obra con un lamento por su hija muerta.

El rasgo más llamativo de la obra es su realismo, al retratar el ambiente burgués y la crisis de los ideales heroicos y religiosos frente a la importancia que adquiere el dinero.

Como declara Fernando de Rojas en los dos prólogos de la obra, el tema de la misma es advertir contra la corrupción que ocasionan los malos y lisonjeros sirvientes y contra los males que provoca el amor profano; por otra parte, en un plano superior, el tema es la concepción de la vida como una lucha a la manera de Heráclito: "Todas las cosas son criadas a manera de contienda o batalla". De ahí que se enfrenten siempre los estamentos sociales de los señores y los siervos, los sexos y aun el mismo lenguaje, que por un lado abunda en rasgos populares (exclamaciones, palabras patrimoniales, refranes, frases cortas, diminutivos, sintaxis suelta) y por otro en rasgos cultos y cortesanos (expresiones engoladas y latinizantes, cultismos, sentencias y apotegmas de autor conocido, periodos largos, hipérbaton).

Los personajes celestinescos también muestran una perfecta caracterización y el autor los suele agrupar en parejas para construir mejor por contraste su psicología: los criados Pármeno (joven y aún idealista) y Sempronio (más viejo y cínico); Tristán y Sosia, los criados que les sustituyen; las prostitutas Elicia y Areusa, una más idependiente que la otra; los privilegiados Calisto y Melibea, Pleberio y Alisa... Solamente dos personajes aparecen más o menos aislados: Celestina, que representa la subversión del placer sexual, y la criada de Melibea, Lucrecia, que encarna la represión y el resentimiento.

Melibea es una mujer enérgica y que toma sus propias decisiones. Es arrogante, apasionada, hábil para improvisar y con un carácter fuerte.

Calisto se muestra débil de carácter, que olvida sus obligaciones y sólo piensa en sí mismo y en el interés sexual por Melibea.

Celestina se presenta como una persona vital, movida fundamentalmente por la codicia.

Los criados no guardan fidelidad a su amo y buscan su propio beneficio también. Esta actitud la muestra Sempronio desde el principio y Pármeno una vez que sus advertencias sobre Celestina son despreciadas por Calisto y Celestina lo corrompe con ayuda de una pupila suya.

El lenguaje se muestra también con total realismo. Así, se utiliza el lenguaje culto (lleno de figuras retóricas, especialmene antítesis y germinaciones, hipérbaton, homoteleuton, cultismos, etc.) y el lenguaje vulgar (repleto de obscenidades, palabras malsonantes, amenazas, refranes, etc.). Cada personaje utiliza el nivel del lenguaje que le es propio. Celestina utilizará el que más le interese en función del personaje con el que hable.

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7. Enlaces externos

* Breve historia literaria en donQuijote.org
* La historia medieval a través de los textos
* Enlaces de la literatura medieval española
* Poesía medieval española

Obtenido de http://es.wikipedia.org/wiki/Literatura_espa%C3%B1ola_en_la_Edad_Media

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